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Pautas que deben tener en cuenta los medios de prensa cuando informan sobre violencia de género

18 junio 2012 9:01 15 comentarios

 

La violencia contra la mujer no es un asunto privado entre dos personas sino un problema social, las víctimas no son responsables de la agresión que sufren, y los victimarios no matan porque están locos de amor o de celos. Son elementos que debe tener en cuenta el periodismo al momento de informar sobre femicidios.

Este fue el eje de la Tercera Jornada de Periodismo y Género, organizada en Buenos Aires por la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la Asociación de Mujeres Juezas de Argentina. Participaron alrededor de 150 personas, y fueron panelistas los y las periodistas Marcelo Pereyra, Liliana Hendel, Nelson Castro, Mariana Carbajal y Lorena Maciel. Los videos con las ponencias completas están aquí.

La jornada se realizó el mismo día que condenaron a 18 años de prisión a Eduardo Vázquez por el homicidio de su esposa Wanda Taddei.

El 10 de febrero de 2010, Wanda fue quemada por Vázquez, exbaterista de Callejeros. Desde entonces y hasta ahora, hubo 48 mujeres más que fueron asesinadas de la misma manera, y otras 10 quedaron en grave estado. ¿La intensa cobertura mediática del caso generó conductas repetitivas? ¿Cómo deben abordar los medios de comunicación los casos de femicidio para evitarlo?

Fue el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, quien planteó el tema en la apertura. “Tenemos la necesidad y el deber de informar” pero con cuidado porque “esta información puede generar conductas repetitivas. Hemos tenido una secuencia de asesinatos de mujeres a través de este horroroso procedimiento, y la comunicación de esta noticia hace que otro entienda que es un mal modelo, pero lo sigue”.

En consecuencia el desafío es “cómo explicarlo, comunicarlo, de una manera que cumpla con el deber de informar y al mismo tiempo neutralice los efectos repetitivos”.

Mariana Carbajal, de Página 12, señaló que “el violento no se convierte en tal por escuchar o leer una noticia, pero podría actuar tomando una conducta de imitación”.

Recomendó, para neutralizar esta posibilidad, “no quedarse en el detalle morboso de cómo sucedió la muerte. Debemos ponerlo en contexto. La violencia de género es consecuencia de la discriminación y la desigualdad entre varones y mujeres”.

“Seremos parte del problema si ponemos a la víctima como responsables de la agresión, si nos preguntamos qué habrá hecho la mujer para causar la violencia, si excusamos al agresor ‘porque estaba muy enamorado’, o lo representamos como un monstruo, un loco, e ignoramos la naturaleza estructural de la violencia contra las mujeres”.

Lorena Maciel, del canal Todo Noticias, dijo que hay que informar “haciendo tomar conciencia en la sociedad de que todos tenemos que tener la bandera del nunca más al femicidio y desterrar el ‘por algo será’ en cada caso de una mujer asesinada”.

Marcelo Pereyra, director de la revista Contracultural y analista de la prensa, afirmó que en sus coberturas “los medios apelan al melodrama y eso desvía el foco de atención. Se privatiza la violencia, se reduce a un problema entre una víctima y un victimario, y en realidad estamos frente a un problema social”.

Destacó que “hay que reducir la importancia del carácter policial de los casos de violencia contra las mujeres y aumentar su carácter de problema social y estructural”.

“Las víctimas de violencia de género no son como cualquier otra víctima. Sufren esa violencia por el papel subordinado que tienen en la sociedad”, afirmó.

Nelson Castro y Liliana Hendel discreparon fuertemente sobre el rol de las mujeres en la televisión.

El cruce se produjo porque Castro, periodista y médico, señaló: “Vemos en los programas de televisión de mayor llegada un prestarse de la mujer a ser sujeto de transformarse en un objeto sexual, casi como único elemento de sustentación de su presencia en los medios”.

Añadió que la televisión “tiene a la mujer como objeto sujeto de lo sexual. Veamos qué es lo que tiene más ráting en la TV, cuál es el lenguaje, y analicemos esto: la mujer logra lugares importantes por merecimieno, sin embargo, persiste en los medios una alusión muchas veces depreciativa” hacia ella.

Hendel, periodista y psicóloga, estaba sentada a su lado y le contestó: “Me parece peligroso culpabilizar a la víctima. Las mujeres que se cosifican están tan atravesadas como todas nosotras y todos ustedes por el sistema patriarcal. Por eso nos operamos, nos levantamos la papada, y para salir de eso hay que hacer un fuerte trabajo personal que no todas están en condiciones de afrontar. No es responsabilidad de la víctima que le corten la pollerita en el programa de Tinelli, es responsabilidad de Tinelli”.

El salón estalló en aplausos. Castro volvió a pedir la palabra para aclarar que “quise describir una realidad que no comparto” y “no eludo la responsabilidad de quienes fomentan este tipo de cosas”.

Mariana Carbajal también le respondió: “¿Qué alternativas les dan a las mujeres para estar en los medios, si no es que le corten la pollerita y enfocando sus glúteos con la cámara? La lupa de la perspectiva del género nos permite ver el entramado en el cual se van constituyendo estas situaciones que están instaladas en la sociedad”.

Periodistas de Argentina en Red por una comunicación no sexista elaboró un decálogo para el tratamiento periodístico de la violencia contra mujeres.

1) Es correcto utilizar los siguientes términos: violencia contra las mujeres, violencia de género y violencia machista.

2) La violencia de género es un delito, en tanto y en cuanto constituye una conducta antijurídica que debe ser prevenida y sancionada. Es un problema social, un atentado contra el derecho a la vida, la dignidad, la integración física y psíquica de las mujeres. Es en definitiva, una cuestión concerniente a la defensa de los derechos humanos.

3) Desterramos de nuestras redacciones la figura de “crimen pasional” para referirnos al asesinato de mujeres víctimas de la violencia de género. Los crímenes pasionales no existen.

4) Lo importante es proteger la identidad de la víctima, no la del agresor. Dejar en claro quién es el agresor y quién es la víctima, y señalar cuáles pueden ser las actitudes y situaciones que ponen en riesgo a la mujer en una relación violenta.

5) Hay informaciones que pueden perjudicar a la víctima y a su entorno. No siempre es conveniente identificarla. Es ofensivo para la víctima utilizar diminutivos, apócopes, apodos, etc. para nombrarla.

6) Nunca buscaremos justificaciones o motivos que distraigan la atención del punto central: la violencia.

7) Es imprescindible chequear las fuentes, sobre todo las oficiales.

8) Mantener el tema en agenda, denunciando la violencia en todas sus expresiones: psicológica, económica, emocional, sin esperar la muerte de las mujeres. Abordar el relato de los hechos tomando en consideración su singularidad, pero también aquello que lo asemeja a otros casos. Eso permitirá abandonar consideraciones tales como “otro caso de”…., “un caso más de…”, evitando un efecto anestesiante.

9) Tener especial cuidado con las fotos e imágenes que acompañan las notas. Respetar a las víctimas y a sus familias, alejarse del sexismo, el sensacionalismo y la obscenidad. Nunca robar imágenes o audio a la víctima. Cuando se musicaliza, no usar temas que remitan al terror, ni que contengan letras que hablen de “amores enfermos” o celos.

10) Siempre incluiremos en la noticia un teléfono gratuito de ayuda a las víctimas y cualquier otra información que les pueda ser útil.